By SARA LEON Dicen que aquellos que decidimos volar solos, tenemos las alas duras, y que tenemos ínfulas de dron. Que en la primera tormenta terminaremos estampados en una pared roída por el tiempo. Dicen que nuestras alas tienen nudos, que se ensucian con la lluvia y que nos quedamos en silencio durante largos momentos. Dicen y vuelven a decir, pero yo que soy de esas, de las que decidió volar a solas, puedo gritar que el viento, la lluvia, el frio, el calor o la niebla no sienten envidia, sólo hacen su trabajo y nada más.
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