Re- encuentros. Re-deseados en PARIS
Tuvieron que pasar muchas primaveras y muchos veranos, para que al fin se produjera el milagro, tenía que ser testigo la noche de paris, el balcón de su casa, y tampoco podían faltar las flores. Hace muuuucho no sentía un abrazo tan sincero de amistad como el que nos fundimos silvia y yo, viéndonos así, después de tantas cosas y tantas vueltas que dá la vida. Mas viejitas pero igualitas como en los tiempos de la universidad, en los tiempos de las bolas. Gracias a la vida por regalarnos el don de poder tener amigos. Gracias a paris por ser nuestra cómplice, gracias a mi marido Ube por haberme regalado ese viaje tan maravilloso, gracias al reencuentro mágico de las hadas después de tantas guerras. Gracias bola por tu sonrisa.